Centro Comunitario para
Niñas, Niños, Jóvenes y Familias

Psicología profesional con el toque humano

17.01.2019

Conoce a nuestra psicóloga, Emilia Gruezo, de 27 años, quien trabaja diariamente con niños, niñas y adolescentes en favor de sus derechos…

«La esencia de mi profesión es acompañar, guiar, escuchar…»

¿Por qué te gusta trabajar con niños, niñas y adolescentes?

Ellos son un pedacito de la humanidad que todo el mundo quiere, pero nadie de verdad se compromete a trabajar con ellos. A todos les gustan los niños, pero realmente nadie se esfuerza para que ellos surjan y crezcan como debería ser. Por eso me gusta mi trabajo, quiero aportar para mejorar esta realidad.

¿Cómo es trabajar en SALEM?

Cansado. El día a día es una sorpresa, siempre hay un factor inesperado. Eso es lo que me reta personalmente y también lo que me apasiona, los niños y niñas son imprevisibles. Durante el tiempo que he trabajado en SALEM he aprendido que tengo que marcar el límite entre ser la adulta que cumple con todas las normas y poder ser también esa persona cercana, es decir, la amiga de los niños, niñas y adolescentes.

El trabajo en SALEM es muy organizado, para mí ha sido muy gratificante, nunca espere llegar a Mindo y encontrarme con todo lo que se me presenta día a día dentro de SALEM.

¿Cuál ha sido tu aporte profesional desde tu ámbito de acción para las familias y niñas, niños y adolescentes en Mindo?

Desde el área técnica creo que he podido brindar herramientas a las familias, para que puedan aplicar dentro de sus casas y así mejorar la convivencia familiar. Por ejemplo, he sugerido a los padres y madres que establezcan tiempos de calidad con sus hijos e hijas, definiendo al menos 20 minutos en los que el niño o niña puede decidir una actividad conjunta para realizarla en familia. Esto ha motivado a que los niños y niñas cuenten a sus padres lo que desean hacer junto con ellos, la idea de este tipo de herramienta es ir derrumbando jerarquías para que de esta manera los padres y madres se tomen el tiempo de escuchar a sus hijos e hijas, aunque solo sea durante 20 minutos.

Otro aporte ha sido recuperar lo que en SALEM se denominaba la «Cadena de intervención» aplicada como técnica a consecuencia de los comportamientos de chicos «difíciles» que requieren mayor atención. Durante este tiempo, con mi compañera Nelmar nos hicimos cargo de esta herramienta, y para evitar una connotación negativa se transformó en la «Escalera de intervención». Esta técnica permite hacer un seguimiento exhaustivo a niños, niñas y adolescentes que necesitan mayor atención que otros, o que tienen mayores dificultades para cumplir con los acuerdos y compromisos. Pero esto va más allá, ya que esto no solo es un trabajo con los niños, sino también con sus familias. Algunas veces ellos solo necesitan desahogarse y conversar con alguien, es decir, que alguien les escuche y en SALEM ellos encuentran eso. Estar dentro de la escalera significa también que todos los que trabajamos en SALEM nos ocupamos de ese niño, porque eso es lo que necesita.

Para mí, la «Escalera de intervención» permite identificar la causa y el efecto de un comportamiento o una actitud, pero sobre todo es el entendimiento de todo el proceso, de la situación particular del niño y al mismo tiempo la reflexión con los padres y madres.

Con las familias he logrado también un acercamiento humano, donde más allá del mí título profesional. Lo importante es la cercanía y el contacto directo con cada persona de ese núcleo familiar. Es decir, creo que he roto los estereotipos de que las psicólogas estamos por encima de las personas y que sabemos más. La esencia de mi profesión es acompañar, guiar, escuchar y crear confianza para que se abran conmigo y busquen ayuda cuando tengan un problema. Ahora me encuentro con muchas personas en la calle que me saludan por mi nombre y creo que eso es lo más importante que se ha logrado, es decir, reconocernos y tratarnos con respeto mutuo.

¿Qué es lo que más te ha gustado?

Volverme a encontrar con mi infancia y darme cuenta de que ¡mi mamá es lo máximo!. Ha sido una terapia personal, porque me he visto reflejada con la vida de varios de los niños y he entendido muchas cosas de mi propia infancia, que me han servido también para sanar temas personales.

Me han encantado el orden y la planificación, puesto que son ejes que permiten la conexión de todo el trabajo y así saber desde donde partimos y hacia dónde queremos llegar. Resalto la flexibilidad en cuanto al horario pues así como nosotros damos y ponemos todo nuestro esfuerzo, SALEM también se preocupa de retribuirnos y cuidarnos como sus colaboradores.

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